Por ser un grupo de familias y educadores que
pretenden crear un espacio en León, en la que nuestros niños y niñas puedan
crecer en un ambiente en el que se respete su propio ritmo.
Por creer en la capacidad de los niños para aprender
por sí mismos mediante la experimentación con la realidad.
Por no creer en el sistema educativo actual, la falta
de dinamismo en la forma de aprender, ya que los niños son sometidos a horas
enteras de clases pasivas y repetitivas,
abundantes deberes, poco juego y a no respetar los ritmos individuales
de cada menor.
Por creer que es posible que un niño aprenda si se crea
el entorno y las condiciones adecuadas, un entorno en el que el menor se
sienta seguro, acompañado, amado y no juzgado. Con estas necesidades cubiertas,
el aprender no sólo está asegurado, sino que el amor por descubrir cosas nuevas
se mantendrá en el tiempo de forma espontánea.
Por intentar dar seguridad, en forma de límites
claros, un espacio relajado y sin peligros, junto con el amor, en forma de
aceptación sin juicios a su trabajo y al respeto a la hora de expresar sus
emociones.
Por querer un equipo docente, o como nos gusta llamar,
acompañantes especialmente formado en efecto y que esté plenamente involucrado
en el proyecto.
Porque el objetivo de nuestra escuela es que los niños mantengan su motivación por aprender, basen sus actuaciones en la libertad y el respeto, y sean autónomos y responsables de sí mismos.
¿ESTAMOS LOCOS por creer que con todas estas bases, la escuela será un lugar maravilloso en el que los niños aprenderán y alcanzarán el momento de decidir qué hacer con sus vidas, con unas facultades y aptitudes que garantizarán su éxito personal?